martes, 11 de mayo de 2010

Un lujo de entrevista de Pepa Díaz




El pirata de los versos canallas

Humor, poesía y novela negra con toques groseramente lúcidos y canallas. Así es como cuenta sus historias todo un descubrimiento literario: el escritor argentino Carlos Salem.

En los últimos tres años ha publicado ya cuatro novelas, tres de ellas van por la segunda edición, hacia la tercera: Camino de ida, Matar y guardar la ropa, y Pero sigo siendo el rey. Además, los dos libros de relatos de cerveza-ficción: Yo lloré con Terminator II y Yo también puedo escribir una jodida historia de amor. Y dos de una trilogía de poemas, el último Orgía de andar por casa y el anterior Si Dios me pide un Bloody Mary.

Aunque reciente, la trayectoria de la obra del periodista y escritor Carlos Salem no le ha dejado tregua. Ha recibido varios premios en España, entre ellos, a la mejor novela de La Semana Negra de Gijón 2008 y en Francia (por Aller Simple). Sus tres primeras novelas, aparte de al francés, están siendo traducidas al alemán. Su último libro, Crakovia sin tí, Premio Seseña de novela romántica 2009, se acaba de publicar y ya está en las librerías. Parece que ese niño, que quería ser escritor con diez años, ya ha crecido y está camino de consolidarse como un auténtico maestro de ideas y nuevas formas narrativas, aún por descubrir.



P.D.- ¿Cual fue la causa por la que quiso ser a escritor desde tan pequeño?
C.S.- ¿La causa? Ligar, (risas)... Es broma. El mayor peligro que tiene un escritor es tomarse demasiado en serio a sí mismo. Recuerdo que ya cuando llegué a España, hace veintiún años, vine con la idea de dedicarme a escribir en la lengua nativa de mi abuelo, en la que yo había leído a los clásicos y a todos los escritores que me gustaban... Y eché de menos que en la tierra de Jardiel Poncela, un gran irónico, no hubiera más humor. Si de mí depende no voy a parar hasta tener un libro en chino, y ver a un chino leyéndolo y riéndose; entonces comprobaré que las historias que escribo le gustan a alguien que tiene otras maneras de entender el mundo.

P.D.- ¿Por qué le da ese papel al humor y a la ironía?
C.S.- Porque nos reímos muy poco de nosotros mismos. El humor siempre es un acto de inteligencia, porque es un acto de intertextualidad. Es decir, que el primer cavernícola que vio al otro tropezar en una baba de mamut y se meó de risa, inventó el humor; porque cada vez que alguno se tambaleaba, todo el mundo se acordaba de aquel que pisó la baba de mamut.

PD.- ¿Prefiere el género negro en sus novelas?
C.S.- Sí, es el mejor género para pintar la sociedad. Se investiga abriendo cualquier periódico. La novela negra siempre se basa en una sociedad entre pervertida y perversa, con valores totalmente perdidos, y en la que sólo unos poquitos individuos se atreven a meterle el dedo en la nariz al sistema.

P.D.- En Pero sigo siendo el Rey el protagonista es el Rey D. Juan Carlos. ¿Cómo se lo tomó Su Majestad?
C.S.- Muy bien, el Rey tiene la novela. Se la dediqué, la enviamos y se la hicimos llegar.

PD.- ¿Y hubo respuesta?
C.S.- Sí, la Casa Real me mandó una carta agradeciéndome el libro y la dedicatoria, muy especialmente de parte del Rey. Del contenido no sé nada, porque ellos de eso no pueden hablar.

PD.- ¿Cómo se le ocurrió la idea de escoger al Rey D. Juan Carlos para protagonizar `una de detectives?
C.S.- Elegí al Rey porque cuando llegué aquí, como periodista, estudié la vida de todos los personajes relevantes españoles, incluso la de Franco; y me llamó mucho la atención, más allá de las consideraciones políticas de la institución monárquica, que en 1948, un niño, con diez años, su familia decide cederlo, como quien cede un coche o un corta césped, a Franco. Entonces, ese niño, en algún momento, dejó de ser niño. Por eso, tal vez, en mi novela el personaje es como un niño permanente. Toda persona de mucha edad o vuelve a ser un niño, o se vuelve un amargado. Y el Rey la cara que muestra; que yo aprecié, hace años, cuando era corresponsal de la Casa Real, de un diario de interior de otra provincia, siempre le veía ese aspecto aniñado de contar chistes y de pasárselo bien. Esto lo convierto en personaje y lo meto en una trama.

PD.- ¿Y con qué mezcla esos ingredientes?
C.S.- La novela empieza con el Rey un mes antes del mensaje de navidad, que decide desaparecer y tan sólo deja una nota diciendo: “Me voy a recuperar al niño que llevo dentro”. Pero... ¿qué pasa si el Rey no da el mensaje de navidad? Oficialmente está con gripe. La Casa Real trata de encontrarlo, pero no aparece y contratan a un detective de confianza para que lo busque.
Este detective, está en su plenitud de cabeza, mente y cuerpo, pero es un viejo prematuro en sus emociones. Y ahí está el contraste con una persona ya mayor, pero casi niño, que se divierte como si la vida fuera una aventura.

PD.-Su última novela publicada recientemente es Cracovia sin ti...
C.S.- Sí, acaba de salir. Ganó un premio internacional de novela romántica el año pasado. Para mi sorpresa al jurado le encantó. Es una comedia urbana contada por un gato, la mayoría del tiempo, y yo le llamo “una comedia romántica, pero con bello púbico”.

PD.- Y la primera, Camino de Ida, en francés Aller Simple, va por la segunda edición en España y Francia, ¿Cómo es posible en tan poco tiempo?
C.S.- Se publicó en Francia, cuando ganó el premio en la Semana Negra de Gijón. Entonces lo compró una editorial independiente francesa. Funciona muy bien allí. Otra editorial grande lo acaba de comprar también para edición de bolsillo, y las otras dos novelas, para sacarlas en rústica, este año y el que viene.
Ésta es una historia donde hay un argentino vendiendo helados en el desierto, un tío que dice que es Carlos Gardel y quiere volver para matar a Julio Iglesias, por cantar sus tangos... Toda esa ensalada, ese delirio, en Francia les ha encantado. Aquí está gustando, y en Alemania puede que salga pronto.

P.D.- ¿En Alemania prefieren Matar y Guardar la ropa?

C.S.- Si, bueno, allí una editorial, también grande compró esta segunda novela y ya se va moviendo, saldrá pronto. Por lo general una novela tiene una vida muy corta, y yo estoy teniendo mucha suerte, porque mis tres primeras novelas van por su cuenta y aún siguen vivas.

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