La cosa empezó en Gijón, como casi todo, el verano pasado durante la Semana Negra. Ha tardado, porque cada "negrito" vive en un sitio diferente y acosado por sus propios relojes. Pero ahí está: y con compañeros de tribu como estos, a ver si Tarzán tiene narices de venir a soltar sus grititos...
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