domingo, 5 de octubre de 2008

Marc Behm, deliciosamente amoral






Uno siempre llega tarde a los lugares, a la gente y a los autores más interesantes. Es un sino, o acaso el impuesto revolucionario del despiste del que uno juega sentirse orgulloso durante años, hasta que pones un pie del lado malo de los 40 y comprendes que no es así: que has sido bastante gilipollas.Y que nunca es tarde.
He llegado a Marc Behm casi por casualidad, este año, en la Semana Negra de Gijón. Y todo empezó con el excelente libro de cuentos Aullido, editado por la SN para regalar a los asistentes que optaran por la literatura y no sólo por las casetas de feria.
Fue una revelación nada religiosa, pero una revelación al fin.
Cuando creía que ya lo había leído todo en audacia narrativa sin experimentaciones vanas, viene un muerto y me da una bofetada de letras en pleno morro.
Porque eso fue el primer viaje, La mirada del observador, se repitió en el segundo, La reina de la noche, y hace poco remató la faena con La doncella de hielo.
Dinamita pura, las frases precisas y ni una pizca de ese complejo de trascendencia que acecha a todo escritor. Sólo las obsesiones de un narrador como no abundan (más bien todo lo contrario), expuestas de un modo que ni siquiera parece calculado, sólo la fuerza narrativa,la acidez de una vida triste pero plena, y la convicción de que la existencia,efectivamente, es una mierda, pero una mierda que puede brillar.
Todo el mundo (todo el mundo que sabe más que uno de novela negra), declara que La mirada del observador es la mejor de las tres novelas de Behm publicadas en español. Y ese mundo tiene razón. Pero alguien que es capaz de atraparme con la historia de una jovencita que se ve metida en la génesis del nazismo por puro instinto de superviviencia y llega a ser parte del régimen y alterna con su podrida cúpula (La reina de la noche), ese alguien, tiene que ser muy bueno para que no lo deje a la tercera página, para que exprima el libro y frene en las últimas 20, por miedo a que se acabe. Y cuando repite hazaña con La doncella de Hielo, historia de vampiros modernos (y uno suele odiar las historias de vampiros), entonces uno para, reflexiona y se pregunta cómo ha hecho el cabrón para engancharte así.
La respuesta es fácil: ha escrito lo que quería, como quería y por que quería.
Y lo ha escrito muy bien. Cada novela, además,es un tour de force que el autor se plantea a si mismo, una prueba que supera. Porque en La mirada..., lo mismo que sostiene la historia(la obsesión de ese detective asalariado y al filo de la locura con su hija perdida, y la transferencia con una joven asesina múltiple a la que sigue durante años para proteger y ver desde lejos), podría hundirla, volverla reiterativa y hasta banal. No es así. Behm agota el registro y lo hace de maravillas, logrando que el lector adopte la mirada del protagonista, ese hombre si más señas de identidad que una ausencia.
Y en La Reina... ,otra prueba de fuego. La amoralidad de la protagonista ni siquiera te molesta, la acumulación de concidencias históricas en las que participa es más una ayuda que un estorbo; y la adaptación de una huérfana a unos tiempos tormentosos ayuda a comprender -en parte y desde la exageración como virtud- un proceso que siempre me intrigó: el del alemán de a pie frente a un ascenso nazi que no ocurrió de la noche a la mañana y fue asimilado poco a poco por millones de personas, por esa masa fácil de amasar si cuentas con los medios y con el poder.
En cuanto a La doncella... ,el reto es compaginar la génesis y evolución de unos personajes que no pueden morir y no saben vivir, con una segunda parte en la que la acción y la intriga se combinan sin descanso.
Ahora que todo ha de ser políticamente correcto, refresca descubrir a un narrador amoral y sincero, que no temía escribir lo que le salía de las narices, porque de las narices le salía talento y no mucosidad blanduzca, como suele ocurrir.
Bien pensado, no he descubierto a Behm tarde, sino en el momento exacto.
Si, como yo, no lo conocias, búscalo.
Se han reeditado alguna de las novelas y la que no, puedes hallarla en la librerías especializadas en el género.
No te lo pierdas.
Y no cometas mi error: si te lees los tres libros uno detrás de otro, luego te quedarás con ganas de más y aullando a la luna en espera de nuevas traducciones que ojalá no tarden en llegar.

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