lunes, 22 de septiembre de 2008






Lo confieso:trato de evitar asomarme a novelas o películas que tratan sobre temas que me inquietan demasiado. Por ejemplo, siempre retraso la lectura de libros que hablen sobre la vida carcelaria, acaso porque siempre he sabido que no tengo cara de sospechoso, sino cara de culpable. Lo mismo me ocurre con lo que se refiere a los secuestros, otro de mis temores absurdos, ya que si alguien me secuestrara, perdería tiempo y dinero. Todo esto viene a cuento de la nueva novela de Roberto Tejela, El paseo millonario, editada por Salto de Pagina. Tejela, que asomó con fuerza en su primer libro, El Narco consorte (Lengua de Trapo), siente una compresible fascinación por Colombia, país en el que ha vivido, y también por las formas cotidianas de la violencia que allí son el pan de cada día. El paseo millonario es el nombre que se da a los secuestros express, y la cosa no pasaría de eso, si el autor no urdiera una trama que te impide abandonar el libro, saltando entre Madrid, donde están los seres queridos del secuestrado(más bien "el ser querido"), y diferentes escenarios colombianos en los que tiene lugar el secuestro. El hallazgo de este libro es sin duda el personaje de Yerma, la secuestradora, fascinante y despiadada al mismo tiempo, que sabe tejer una trama en la que la suerte no tiene tanto que ver como la habilidad y el instinto de supervivencia. Además de un rescate suculento, mucho mayor que el habitual de los paseos millonarios, Yerma quiere de su cautivo algo que para ella vale más que el dinero.
Con estos mismos mimbres, otro hubiera hecho un best seller del montón. Tejela construye una novela de verdad, rica en matices y en la que los personajes acaban teniendo para el lector un rostro definido y un carácter propio.Hay algo del fatalismo de la realidad, en toda la novela, y cuesta detectar los "trucos" que todos usamos en mayor o menor medida para darle intriga a una trama. En este libro parece que estás viendo lo que ocurre, acaso porque ocurre todo el tiempo en un país en el que la vida no vale mucho y por eso se vive con intensidad.

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